viernes, 29 de marzo de 2013

NUMANCIA

Numancia, desconocida para muchos, es una prueba ineludible de la resistencia y la lucha de un pueblo por su libertad. Los conquistadores fueron finalmente los conquistados ante la actitud de los numantinos. De ahí el afán de los escritores romanos por citar esta ciudad celtíbera. Por ello, este comportamiento fue conocido a nivel universal y es foco de reconocimiento heroico.Así pues, esta lucha ha sobrevivido más allá de sus restos arqueológicos, a través del mito que inevitablemente conllevo la actitud de lucha y resistencia de los numantinos. La eterna lucha del débil ante el fuerte que siempre llena de exaltación y gozo a la humanidad, como en el caso de David y Goliat. Este mito se forja con el final de esta desequilibrada lucha y de forma resumida, podriamos decir que...


Numancia había sido ya condenada a muerte a causa de la inanición, ya que el reducido número de hombres, unos 4.000, mujeres y niños, no podían hacer frente al gran ejército que poseía Escipión. (entre 50.000 y  60.000 hombres). Eran 11 los meses de asedio que la ciudad había soportado gracias a la resistencia de los numantinos.
Fue sin embargo en el 133 a.C cuando un rayo de esperanza iluminó el alma de los numantinos, cuando el jefe Retogenes y otros cinco hombres consiguieron traspasar el cerco. Sin embargo sólo los guerreros de Lutia estaban dispuestos a ayudar a la ciudad de Numancia, debido a las temidas repercusiones. Por ello, la asamblea de ancianos de Lutia avisó imprudentemente a Escipión ante dicho temor, costándoles a los jóvenes guerreros las pérdidas de sus manos, cortadas por Escipión.
Este fracaso y la falta de víveres estaba consumiendo los ánimos y esperanzas de los numantinos, que más que desolados por el hambre, sufrían en la impotencia de morir sin poder luchar.
Así, con tal situación desesperada, los numantinos, con su jefe Avaros al frente, intentaron sin resultado negociar con Escipión por una paz digna, que no consistiera en la muerte o la existencia como esclavos.  Habían luchado hasta el final y muchos de ellos, prefirieron quitarse la vida ellos mismos. Fueron los supervivientes los que en el verano de 133 a.C. rindieron la ciudad.  Aspiano anunció la caída de Numancia :

"convenida la rendición los que tal decidieron se tomaron la muerte cada uno a su manera. Los restantes acudieron en el tercer día al lugar designado" y se presentaron ante Escipión "terribles y de aspecto extraño, con sus cuerpos inmundos, cubiertos de pelo, con sus largas uñas y su suciedad, despidiendo un olor nauseabundo, con sus vestidos andrajosos tan sucios y fétidos como sus cuerpos. Pero su mirada era terrible porque aún se veía en ella la ira, el sufrimiento, la fatiga y el remordimiento de haber devorado a sus compañeros"


La ciudad fue arrasada y los territorios repartidos entre los indígenas que ayudaron a su caída. Los numantinos rendidos acabaron en su mayoría como esclavos.
La lucha incesable de los numantinos, conmovió a Roma y les llevó a la exaltación de su comportamiento como un acto heroico.
Petronio, en su Satiricón, dice que cuando Escipión "entró en la ciudad vio a madres que apretaban contra su pecho los cuerpos de sus hijos medio devorados"; una imagen similar es transmitida por Valerio Máximo: "se encontraron en la ciudad muchos numantinos que llevaban agarrados en sus manos miembros y pedazos de cuerpos humanos destrozados".
Fueron los historiadores, tratando de elevar el comportamiento numantino los que forjaron su leyenda, en la que fueron ellos mismos los que quemaron su ciudad y acabaron con sus vidas.




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